Dirección: Alan Berliner
Año: 1996
País de Producción: Alemania
Guión: Alan Berliner
Producción: Alan Berliner
Fotografía: Phil Abraham, Alan Berliner, David W.Laitner
Montaje: Alan Berliner
Sonido: Bill Seery, Alan Berliner, Stephen P.Robinson
Duración: 57 min.El cineasta neoyorquino asume aquí hallazgos y vías de investigación que había explorado en anteriores trabajos, profundizando en su apuesta por una historia familiar –la de su padre Oscar– que apela a un espectador universal.
El despliegue formal remite a sus anteriores trabajos, a la vez que cuenta con un tono propio, requerido por el propio filme. Berliner se vuelve a mostrar especialmente apto para utilizar materiales visuales preexistentes, desde filmes de archivo (relacionados con los judíos) y material de origen desconocido (las escenas del combate de boxeo) hasta fotos y películas domésticas y materiales rodados por él mismo en un tiempo anterior (la boda de su hermana y quizá la celebración del cumpleaños de su padre). A estos materiales, Berliner añade las entrevistas a sus familiares, las imágenes de las rutinas diarias de su padre y la entrevista con su padre que sirve como eje de todo el filme. En este caso la banda sonora no presenta una diversidad de fuentes tan amplia como la banda visual, pues básicamente está compuesta por la “conversación” entre padre e hijo y en menor medida por declaraciones de diversos familiares.
La principal novedad que presenta el tratamiento de estos materiales reside en el modo con el que los protagonistas del filme (padre e hijo) se acercan a ellos, con una autoconsciencia o reflexividad: el carácter de conversación que tiene todo el filme, marcada por un tono de oposición dialéctica entre los puntos de vista del padre y del hijo, que Berliner ilustra con las imágenes del combate de boxeo que puntúan todo el filme. Además, esa reflexividad también está reforzada por la dimensión irónica que causa el tono distante y escéptico del padre, Oscar Berliner, hacia el mismo proyecto. En este sentido el final del filme resulta paradigmático de la condición reflexiva- irónica del discurso fílmico: mientras aparecen los títulos de crédito, se oye en off la última discusión del filme, en la que el padre vuelve sobre la inutilidad del proyecto y le amonesta por no haber hecho nada de provecho en su vida (sólo ha hecho películas) y por vivir de limosnas (o sea, de becas). Esta relación aporta una tensión a toda la historia, dotándola de un atractivo que capta rápidamente el interés del espectador y todo ello registrado en un presente que dialoga también con el espectador, sin romper la intimidad del encuentro familiar.
Con todos esos materiales y ese nuevo enfoque, Berliner articula un filme que ahonda en temas que ya habían ido tomando cuerpo en sus dos películas anteriores, en relación con la historia familiar, la historia de personas anónimas y el valor de los registros domésticos para recuperar esas historias.
Nobody’s Business supone un nuevo paso en la investigación de Berliner acerca de su historia familiar, construyendo así un nuevo argumento a favor de la Historia de la gente ordinaria, ajena a los grandes acontecimientos de la Historia universal.
El despliegue formal remite a sus anteriores trabajos, a la vez que cuenta con un tono propio, requerido por el propio filme. Berliner se vuelve a mostrar especialmente apto para utilizar materiales visuales preexistentes, desde filmes de archivo (relacionados con los judíos) y material de origen desconocido (las escenas del combate de boxeo) hasta fotos y películas domésticas y materiales rodados por él mismo en un tiempo anterior (la boda de su hermana y quizá la celebración del cumpleaños de su padre). A estos materiales, Berliner añade las entrevistas a sus familiares, las imágenes de las rutinas diarias de su padre y la entrevista con su padre que sirve como eje de todo el filme. En este caso la banda sonora no presenta una diversidad de fuentes tan amplia como la banda visual, pues básicamente está compuesta por la “conversación” entre padre e hijo y en menor medida por declaraciones de diversos familiares.
La principal novedad que presenta el tratamiento de estos materiales reside en el modo con el que los protagonistas del filme (padre e hijo) se acercan a ellos, con una autoconsciencia o reflexividad: el carácter de conversación que tiene todo el filme, marcada por un tono de oposición dialéctica entre los puntos de vista del padre y del hijo, que Berliner ilustra con las imágenes del combate de boxeo que puntúan todo el filme. Además, esa reflexividad también está reforzada por la dimensión irónica que causa el tono distante y escéptico del padre, Oscar Berliner, hacia el mismo proyecto. En este sentido el final del filme resulta paradigmático de la condición reflexiva- irónica del discurso fílmico: mientras aparecen los títulos de crédito, se oye en off la última discusión del filme, en la que el padre vuelve sobre la inutilidad del proyecto y le amonesta por no haber hecho nada de provecho en su vida (sólo ha hecho películas) y por vivir de limosnas (o sea, de becas). Esta relación aporta una tensión a toda la historia, dotándola de un atractivo que capta rápidamente el interés del espectador y todo ello registrado en un presente que dialoga también con el espectador, sin romper la intimidad del encuentro familiar.
Con todos esos materiales y ese nuevo enfoque, Berliner articula un filme que ahonda en temas que ya habían ido tomando cuerpo en sus dos películas anteriores, en relación con la historia familiar, la historia de personas anónimas y el valor de los registros domésticos para recuperar esas historias.
Nobody’s Business supone un nuevo paso en la investigación de Berliner acerca de su historia familiar, construyendo así un nuevo argumento a favor de la Historia de la gente ordinaria, ajena a los grandes acontecimientos de la Historia universal.
Alan Berliner (nacido en Brooklyn, Nueva York, Estados Unidos, 11 de octubre de 1956) es un director de cine documental estadounidense que posee la habilidad de combinar el cine experimental con un propósito artístico y atractivo de lo popular lo cuál lo ha convertido en uno de los más aclamados cineastas independientes de Estados Unidos.
Los documentales experimentales de Alan Berliner, películas experimentales Berliner, Wide Awake (2006), The sweetest Sound (2001), Nobody's Business (1996), Intimate Stranger (1991) y The Family Album (1986), se han emitido en todo el mundo, y han recibido premios y premios en varios festivales internacionales de cine. Se han proyectado retrospectivas seleccionadas de sus películas en el Museo de Arte Moderno (Nueva York), el International Center of Photography (Nueva York) y en numerosos festivales de cine en todo el mundo.
Los documentales experimentales de Alan Berliner, películas experimentales Berliner, Wide Awake (2006), The sweetest Sound (2001), Nobody's Business (1996), Intimate Stranger (1991) y The Family Album (1986), se han emitido en todo el mundo, y han recibido premios y premios en varios festivales internacionales de cine. Se han proyectado retrospectivas seleccionadas de sus películas en el Museo de Arte Moderno (Nueva York), el International Center of Photography (Nueva York) y en numerosos festivales de cine en todo el mundo.
Alumna: Agnès Pedrós Tomàs
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